¡Nos gusta leer!

¡Nos gusta leer!
La lectura desarrolla nuestra imaginación.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Recuerda elegir bien tu lectura.

Hasta el momento hemos visto varios cuentos clásicos, hemos escuchado esas historias en formato musical, a través de un video o con alguna que otra imagen. Pero también tenemos multitud de maneras de leer. podemos leer cómics, relatos, historias, folletos, cuentos, novelas, videos en formato electrónico, etc. Lo importante es leer cada día un poco y así conseguiréis leer todo lo que os propongáis y disfrutaréis de muchísimas historias nuevas. Os dejo un enlace para poder leer también a través del ordenador: http://www.guiainfantil.com/servicios/Cuentos/cuentos.htm ¡Espero que los disfrutéis!

¡Contamos un cuento para fomentar la lectura! "Roberto y el escultor de nubes"

Fábula: la rana y la gallina

Desde un charco una parlera Rana oyó cacarear a una Gallina. "Vaya (le dijo), no creyera, hermana, que fueras tan incómoda vecina. Y con toda esta bulla, ¿qué hay de nuevo?" "¿Un huevo?¡Y alborotas tanto!" "Un huevo solo; sí, señora mía. ¿Te espantas de eso, cuando no me espanto de oírte como graznas noche y día?" "Yo, porque sirvo de algo público; tú, que de nada sirves, calla pico." (Al que trabaja algo, puede disimulársele que lo pregone; el que nada hace, debe callar.)

Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas

Hace mucho tiempo había un joven llamado D'Artagnan. Creció en un pequeño pueblo de campo en Francia. D'Artagnan quería ser un mosquetero. Estos eran los soldados que protegían al rey. Un día D'Artagnan partió a caballo hacia París para tratar de unirse a los mmosqueteros. Era un joven lleno de bríos, pobre pero orgulloso. Usaba una pluma en el sombrero y una espada al costado. Era un excelente esgrimista que nunca había sido derrotado en un duelo. En el camino a París, D'Artagnan se detuvo en un mesón llamado El Molinero Alegre. Allí vio a un hombre llamado Rochefort, que trabajaba para el cardenal Richelieu. El cardenal era un hombre poderoso. Ayudaba al rey a gobernar Francia. Rochefort estaba hablando con una misteriosa mujer. Su nombre era Milady de Winter. Debía espiar la mujer al duque de Buckingham, quien era un buen amigo de la reina de Francia. D'Artagnan llegó a París. Allí supo que el cardenal Richelieu conspiraba contra la reina, Richelieu quería más poder. Quería ser el único consejero del rey. Pero el rey también pedía consejos a su esposa, la reina. Por eso era que Richelieu conspiraba contra ella. Quería volver al rey contra la reina.La reina conoció al duque de Bucknigham cuando éste visitó París como embajador inglés. Richelieu ordenó a sus agentes que espiaran a la reina. En una ocasión en que la reina se reunió en secreto con el duque, le dio una caja que contenía doce botones de diamentes. Rochefort lo descubrió y lo informó a Richelieu. éste decidió usar esta información para tender una trampa a la reina. Entretanto, D'Artagnan había descubierto que primero tenía que ser un soldado menos importante antes de poder convertirse en mosquetero. No tardó en hacerse amigo de los hombres conocidos como Los Tres Mosqueteros. Sus nombres eran Athos, Porthos y Aramis. D'Artagnan se unió a ellos en una batalla contra los guardias de Richelieu. Demostró que podía manejar una espada tan bien como el resto. Su lema era "Todos para uno y uno para todos". Richelieu le escribió a Milady de Winter a Londres. Le ordenó que robara dos de los doce diamantes que la reina le había dado al duque. Richelieu estaba seguro de que ella no tendría los doce. El rey reñiría entonces con ella por haberlos regalado. Pero D'Artagnan se enteró de la conjura y él y los tres Mosqueteros acordaron ir a Londres a pedirle al duque los doce diamantes. Luego se los devolverían a la reina. Pasaron por el canal de la Mancha pero por el camino fueron atacados por los guardias de Richelieu. Al ser heridos los Tres Mosqueteros, D'Artagnan se quedó solo para el viaje. Subió a un barco y cruzó el cana. Partió al galope hacia Londres. Allí el duque aceptó devolver los diamantes. Milady de Winter ya había robado dos de los doce diamantes. Richelieu no creía que la reina fuese capaz de explicar por qué sólo tenía diez diamantes. Esto pondría al rey furioso contra ella. Entonces, el rey acudiría aún más a Richelieu en busca de consejos para gobernar Francia. No obstante, en Londres, al duque se le ocurrió un plan. Primero, prohibió zarpar a todos los buques en puertos ingleses. Esto evitaría que MiLADY cruzara el canal con los diamantes robados. Luego, el duque le dijo al joyero que hiciese dos botones de diamantes idénticos a los otros diez que tenía. De este modo, D'Artagnan podría llevarle a la reina los doce diamantes. D'Artagnan entregó los doce botones de diamantes en el palacio real. El rey contó los diamantes de la reina mientras Richelieu observaba. Gracias a D'Artagnan la conspiración del cardenal había fracasado. La reina le recompensó. Este reunió a sus amigos los Mosqueteros y vivieron muchas aventuras más. Su lema siempre era "Todos para uno y uno para todos." D'Artagnan había conseguido la meta que pretendía al llegar a París: ser uno de los mosqueteros del rey.

Gulliver de Jonathan Swift

Me llamo Gulliver. Soy médico. Hace mucho tiempo, me enrolé en un buque de vela que salía de Inglaterra hacia los mares del Sur. Navegamos durante muchas semanas. Yo cuidaba a los marinos herido o enfermos. Navegamos cerca de Tasmania, que está al sur de Australia. un día, se nos echó encima una terrible tempestad. La tormenta lanzó al buque contra una roca. El navío se partió en dos y se hundió bajo las olas. Logré subir al bote salvavidas con cinco marineros. Nos alejamos de la roca hacia aguas profundas. El viento y las olas vocaron la embarcación. Todos fuimos lanzados al mar. Fui separado de los otros. Nadé durante largo tiempo sin saber dónde me hallaba. El mar era tan profundo que temí que me ahogaría. Después mis pies rozaron el fondo. El agua aquí era poco profunda. Valdeé cerca de una milla antes de llegar a la costa. Para entonces el mar estaba más tranquilo y la tormenta casi se había aplacado. Cuando llegué a la orilla, el sol se estaba poniendo. Me hallaba completamente solo en una playa desierta. Mi hambre aumentaba y necesitaba dormir. De modo que avancé tierra adentro para ver si podía encontrar a algún habitante de la isla. Esperaba que me ayudarían brindándome comida y techo. Pero no descubría gente ni casas. Estaba hambriento y cansado de nadar y caminar. Llegué a un paraje cubierto por una hierba corta y suave. Me sentía cansado, así que decidí dormir allí en vez de seguir caminando. Cerré los ojos y pronto caí en un profundo sueño. Dormí toda la noche. La mañana siguiente me desperté en el momento en que el sol salía. Estaba tendido de espaldas a la hierba en el sitio de anoche. Traté de levantarme pero no podía moverme. Me había atado los brazos y piernas al suelo. No podía alzar la cabeza porque mis cabellos estaban sujetos. Sentí muchas cuerdas pequeñas que cruzaban mi cuerpo de uno a otro lado. Sólo podía mirar hacia arriba. El sol me deslumbraba. Oía ruidos alrededor. Algo se movía por mi pierna. Cuando bajé la mirada, no pude creer lo que veía. ¡Era una persona diminuta, que no alcanzaba las seis pulgadas de estatura! Un gran número de pequeñas gentes no tardaron en reunirse con el primero sobre mi pecho. Hablaban en otro idioma pero estaba seguro que hablaban de mi. Tenía mucha hambre. Liberé mi brazo izquierdo. Señalé mi bocas para indicarles que deseaba comer. Me trajeron hogazas de pan. Los barriles de vino que me dieron eran tan pequeños que me bebí dos rápidamente. Fabricaron un carro lo bastante grande para llevarme. Fui izado al carro con cuerdas y poleas. Luego me condujeron a su mayor ciudad. Aprendí pronto la lengua. Averigué que su país se llamaba Liliput. Porque era mucho más grande que ellos, me llamaban Hombre-Montaña. Les ayudé con la equitación, a la cual eran muy aficionados y gracias a ello, el emperador, complacido, ordenó que me liberaran. un día supe que un ejército de un isla cercana planeaba invadir Liliput. Los pueblos de estos dos países estaban en guerra desde hacía tres año. Peleaban por decidir si los huevos debían romperse por el extremo grande o por el pequeño. En la isla de Blefuscu se había reunido una gran flota de naves de guerra a la orilla opuesta del canal frente a Liliput. El emperador de Liliput me pidió por favor que interviniera para detener la invasión. Espié las naves de Blefescu medainte telescopio. Había muchos buques, pero todos eran muy pequeños. Se me ocurrió un plan que pensé tendría éxito. Hice que los obreros del emperador me fabricaran varios cables y barras de hierro. Até los cables a las barras de hierro y las doblé en forma de ganchos. Cuando subió la marea me acerqué vadeando a las naves de guerra. Los diminutos soldados y marineros de Blefuscu se asustaron ante mi tamaño. Cuando me vieron, saltaron de sus barcos y nadaron hacia la orilla. Fijé un gancho a la proa de cada nave. Sostuve los cables atados a los ganchos. Cuando bajó la marea, vadeé de regreso por el canal, tirando de los barcos de guerra hacia Liliput. Blefescu ya no tenía flota de guerra. El emperador de Liliput se puso tan contento que hizo las paces con Blefescu. Yo fui a visitar esa hermosa ciudad y encontré un bote salvavidas de tamaño normal, lo cual me daba la oportunidad de regresar a casa. Como tenía algunos fallos, reparé la embarcación y salí a navegar en busca de mi hogar. Un buque que pasaba descubrió mi bote salvavidas y me llevaron de vuelta a casa, Inglaterra.

Oliver Twist de Charles Dickens

Oliver Twist era huérfano. Creció en un silo de desamparados donde trabajaba duramente y a menudo pasaba hambre. un día lo encerraron porque pidió más comida. Después lo enviaron a trabajar en una tienda. los dueños de la tienda lo trataban mal. otro muchacho también trabajaba allí. Siempre decía bajezas sobre la madre de Oliver. Finalmente Oliver no pudo soportarlo más. Le pegó al otro chico. El pobre Oliver recibió una terrible paliza a manos de la dueña de la tienda. Oliver era tan desdichado que decidió escapar. Una mañana, temprano, cuando todos dormían aún, saltó por la ventana. Huyó de prisa para que nadie pudiera alcanzarle. Anduvo y anduvo, y pronto llegó al camino hacia Londres. Después de descansar un rato, decidió que Londres sería un buen lugar donde ir. Londres era una gran ciudad. Encontrarle allí sería difícil para cualquiera. En un pequeño pueblo cerca de Londres, Oliver se sintió cansado de tanto caminar. Se sentía débil por el hambre. Un chico llamado Dodger el Astuto usaba ropas de muchos colores y hablaba de un modo extraño. Conocía bien Londres. Oliver le escuchó y pensó que Dodger el Astuto era el chico más listo que había conocido. Dodger el Astuto se ofreció para llevar a Oliver a una casa en Londres. -Allí-le dijo a OLiver- te darán de comer y una cama donde dormir. oliver estaba contento de ir con Dodger el Astuto. En Londres, Dodger el Astuto guió a OLiver por varias calles sucias. La gente que vivía allí era muy pobre. Pronto llegaron a una casa ruinosa. Su dueño era un hombre viejo y feo llamado Fagin. Oliver vio muchos chicos en la casa. No lo sabía, pero Fagin estaba enseñando a ser ladrones. También estaba allí una muchacha llamada Nancy. Saludó amablemente a Oliver y le dio de comer. -Puedes quedarte aquí, Oliver-le digo Fagin al chico,- y algún día trabajarás con Dodger el Astuto. No tardó en llegarle a Oliver la hora de trabajar con Dodger el Astuto. Pero el pobre Oliver no sabía la clase de trabajo que iban a efectuar. Caminaron por las calles de Londres. Oliver pensó que la ciudad era muy excitante. Vio grandes casas, multitud de genetes, y muchos carruajes en las calles. Los dos chicos llegaron a una librería al aire libre. Un anciano caballero bien vestido estaba ocupado en mirar algunos libros. Dodger el Astuto alargó la mano hacia el bolsillo del hombre y le robó el pañuelo. Oliver miraba con sorpresa. Rápidamente, Doger el Astuto se alejó corriendo entre la muchedumbre. El anciano caballero advirtió que había perdido el pañuelo. Gritó: -¡Alto! ¿Ladrón! Oliver huyó corriendo como una ardilla asustada. Un grupo de personas furiosas se lanzaron en su persecución. Dodger el Astuto escapó. Oliver tuvo menos userte. Fue derribado por un hombre corpulento y capturado. Lo llevaron a la estación de policía. El anciano caballero, cuyo nombre era Blownlow, y el dueño de la librería también estaban allí. -Este chico no es el ladrón-le dijo el dueño de la librería a los policías. El señor Brownlow miró a Oliver. Sentía pena por el muchacho y decidió llevarlo a su casa y cuidar de él. Oliver se sentía más feliz que nunca en la casa del señor Brownlow. Se sentía mejor y nunca pasaba hambre. En una pared de la casa había un retrato de una hermosa mujer. Oliver miraba a menudo el cuadro. El señor Brownlow y los demás de la casa pensaban que Oliver se parecía mucho a la mujer del cuadro. Todos se preguntaban cómo era posible. un día el señor Borwnlow le pidió a Oliver que llevara algunos libros a un librero. Oliver le estaba muy agradecido al señor Borwnlow. Este había hecho tanto por él que Oliver se sentía muy feliz de poder hacer el encargo. Cuando Oliver caminaba por la calle, Nancy lo vio. Ella y un amigo de Fagin llamado Bill agarraon a Oliver. -¡Al fin te encontramos!-gruñó Bill. Oliver no quería ir con ellos.- Déjenme ir, déjenme ir- gritaba Oliver, tratando de escapar. Bill era demasiado fuerte para Oliver. No pudo desprenderser del horrible sujeto. Bill se llevó al chico a rastras por las calles. Oliver se sintió muy triste. Bill y Nnacy le llevaron de vuelta a casa de Fagin. Allí lo dejaron prisionero. Una noche, Fagin obligó al chico a tomar parte en un robo con Bill. Cuando penetraban en la casa, los ladrones fueron descubiertos. Bill huyó pero Oliver recibió un balazo. Quedó malherido. La dueña de la casa sintió lástima por Oliver cuando oyó su historia. Cuidó de él. El señor Borwnlow no estaba en la ciudad, por lo que ella dejó a Oliver quedarse en su casa. Nancy supo todo lo del robo. Se reunió secretamente con el señor Borwnlow. Nancy le dijo todo lo que sabía. Cuando Bill se enteró de lo que Nancy había hecho, la golpeó tan salvajemente que la mató. Para entonce la policía estaba dando caza por todas partes a la pandilla de ladrones. Mientras trataba de huir por una azotea, Bill se ahorcó accidentalmente. Fagin y los demás fueron arrestados. El señor Brownlow averiguó el pasado de Oliver gracias a Monks. Monks era medio hermano de Oliver. Los dos eran hijos del mismo padre. El padre de Oliver era rico pero Monks no quería que Oliver recibiera nada del dinero de la familia. Así que pagó a Fagin para que secuestrara al muchacho y lo convirtiera en ladrón. Para sorpresa de Oliver, la hermosa mujer del cuadro era su madre. Antes de morir, el padre de Oliver le había dejado el cuadro al señor Borwnlow. Oliver se había sentido atraído por el cuadro de su madre sin saberlo. El señor Brownlow adoptó a Oliver. Le trató como al hijo que siempre había deseado tener. Se fueron al ca,po y vivieron finalmente a salvo y felices.

Robinson Crusoe de Daniel Defoe

Mi nombre es Robinson Crusoe. He vivido muchas aventuras. Una vez, el barco en que navegaba se hundió en una tormenta. Sin embargo, tuve suerte. Fui arrojado a la costa de una isla desierta. ¡Un perro del barco también se salvó! Después de explorar la isla, descubrí que estaba solo. No había nadie más allí. Por suerte para mí, pude salvar mi hacha y mi fusil del naufragio. Primero me hice una casa con la vela. Más tarde encontré una cueva y me instalé allí. Cazaba animales y hacía ropas de sus pieles. Recorría toda la isla en busca de comida. Era difícil acostumbrarse a estar siempre solo. Hacía muchas cosas para mantenerme ocupado. Daba paseos y recogía frutas. Me hice amigo de un bello papagayo. Sus plumas tenían los colores del arco iris. Un día, herí una cabra en el bosque. la llevé a mi cueva y la ayudé a curar. Pronto descubrí más cabras en el bosque. Les construí un corral junto a mi casa. Las cabras me daban leche. Sembré muchas semillas para tener frutas y vegetales que comer. Pasaron muchos años. Las plantas surgidas de mis semillas crecieron y formaron un huerto que cultivaba cuidadosamente. Obtenía toda mi comida del huerto. Me hice amigo de todos los animales del bosque, de un mono, y de los peces del mar. Pero lo que realmente deseaba era un amigo humano con quien hablar. Porque no podía hacerlo con ninguno de mis amigos animales. Una mañana vi huellas en la arena. ¡Era huellas de pies humanos! ¡Había alguien más en la isla! Al seguirlas, encontré varios hombres pintados. Conducían a otro hombre, cuyos pies y manos estaban atados. Cuando los hombres pintados finalmente se marcharon, corté las cuerdas del pobre prisionero. LLamé a mi nuevo amigo Viernes. Como lo había rescatado un viernes, me pareció buena idea llamarle así. Desde el principio Viernes me ayudó a plantar semillas y a cuidar de las cabras. Parecía que disfrutaba viviendo en la isla conmigo. Por la noche nos sentábamos juntos cerca del fuego. Viernes era muy inteligente. No conocía la lengua que el hablaba, así que lo ayudé a aprender la mía. Le enseñé algunas canciones y le describí los lugares que había visto. Mis relatos le llenaban de asombro. Le mostré a Viernes cómo usar mis herramientas. Juntos fabricamos una pequeña embarcación utilizando los troncos de algunos árboles. -Mi país está muy lejos-le expliqué.- Nunca podría hacer el viaje en un pequeño bote como éste. ¿Por qué no tratas de regresar a tu isla? Está muchos más cerca. Viernes me dijo: Soy tu amigo. Nunca te abandonaría. Una tarde vimos a varios marinos que habían desembarcado en nuestra isla. Se hallaban bastante lejos. El perro y yo tuvimos que correr mucho para alcanzarlos antes de que partieran. Al fin llegamos junto a ellos. Eran el capitán de un buque y algunos tripulantes. Su barco se encontraba muy cerca. Estaban buscando frutas y agua fresca. Les dimos algunas frutas y leche. Apenas podría creer que viviésemos tan bien en la isla. El capitán me ofreció llevarme de regreso a mi país. ¡Finalmente llegaba el momento de abandonar mi hermosa isla! Había vivido solo en ella, pero había llegado a amar la isla y sus animales. Viernes y el perro venían conmigo. Dejábamos atrás las cabras, nuestro hogar y la bella playa blanca. Aquel día terminó mi maravillosa aventura.

¿Por qué debemos leer?

Buenos días, este blog nace con la intención de responder a esta pregunta y de plantear otras ¿Por qué pensáis que debemos leer? No todos los libros son iguales y no a todos nos gusta leer. Algunas personas dicen que se aburren leyendo y quizá sea porque nunca han descubierto un género que realmente les guste o un autor que les fascine. Los motivos para leer son muchos y ya los conocéis: desarrollar nuestra imaginación, conocer otras culturas, viajar sin movernos del sillón, mejorar nuestra caligrafía y la velocidad lectora y un sin fin más de beneficios. Pero hay uno que es todavía más importante: leer nos ayuda a divertirnos. Así que ya sabéis, si alguna vez estáis solos en casa y no se os ocurre nada que hacer, coged un buen libro y el tiempo pasará muy deprisa. ¡Ánimo!

La hora